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Canarias contra el GNL

El tiro por la culata (1)

“Hubiera preferido visitar los lugares que tienen para el desarrollo de energías alternativas que jugar al golf”, confesó Clinton en un “arranque de franqueza” (La Provincia, 25.07.05), precisamente en este momento histórico en el que la clase político-empresarial de las Islas está manteniendo un duro pulso con la ciudadanía isleña sobre el modelo de desarrollo que debe guiar el futuro económico próximo de nuestro archipiélago. Esta generación de hombres en su mayor parte que gestiona nuestras instituciones, en un perfecto ejercicio de “imaginación patriarcal”, ha soñado, escribe y pretende hacer realidad su particular ‘novela de formación’, como aquella -‘Los años de aprendizaje de Wilheim Meister’- en que Goethe nos muestra a través de Werner una ideología -la de ellos- que “representa al burgués simple, sin más expectativas que las ganancias económicas, ni más sensibilidad que la de los números” (Hardisson Rumeu, Ana, ‘Hacia una crítica de la imaginación patriarcal’, Instituto Canario de la Mujer, Las Palmas, 2005, p. 101).

El último capítulo escrito de esta novela isleña -incluida en un subgénero típicamente alemán- que se han atrevido a presentar en público tiene como protagonistas a Clinton y a un recién nacido ‘eje interinsular’. Ocurrió que, como personaje novelesco paradigmático, Mr. Clinton terminó teniendo vida propia y dictando su relato, trocando al escritor en simple escribano. Entonces prefirió sándwich a copiosa comida que le dejara K.O. y le impidiera seguir disfrutando de su jornada deportiva, a la vez que predicaba con el ejemplo aquello del ‘respeto a la naturaleza’ ofreciendo miguitas a la insistente gaviota -¿Juan Salvador?- que pretendía una y otra vez capturar su pelotita, la de golf (en una novela anterior la gaviota fue sustituida por una hermosa y joven becaria).

Después de esto, Bill descargó con el plátano. Algún personaje importante tenía que hacerlo. Urgía decir a los empresarios que, ni aún con subvenciones, puede mantenerse en las Islas este cultivo a toda costa. Que no es alternativa de futuro en un mundo globalizado gobernado por el libre comercio y en el que el agua es el bien más preciado y escaso. Al observar que los plataneros presentes no entendían inglés, miró al guardaespaldas y concluyó su sermón: “Es urgente una reconversión, filosófica y práctica. Si su producción platanera se limitara al cultivo ecológico no tendrían ningún problema de competencia para colocarlo en Europa desde el mismo momento de concebirlo como alternativa”.

Luego, en la intimidad, Billy reconoció que en el fondo no es tan ‘niño’ como lo pintan, que, como personaje privado y también como público, le mueven otros intereses, tiene otras inquietudes y le importan realmente las cosas serias, incluido que los demócratas recuperen la ‘casita blanca’ de su enorme pradera. Aquellos molinos quijotescos vislumbrados de pasada le interesaron de verdad. Ellos y ese sol maravilloso del sur insular le animaron a visualizar una isla ‘movida’ por energías limpias y renovables, ejemplo singular para un mundo en crisis energética y ecológica. Así se lo confesó a su almohada, que lo divulgó al día siguiente en los periódicos de la otra provincia.

‘Los Werner’, enfadadísimos con Juan Salvador, introducirán halcones en los campos de golf del sur, tal vez esperando reproducir ‘Falcon Crest’ cuando se acaben los dineros de Europa. Como tampoco están seguros de que las costas y los mares de Arinaga y Granadilla desaparezcan toda vez que se instalen las regasificadoras terrestres o marinas -porque Europa no dará los dineros-, ya están dibujando una autopista marítimoterrestre que permita a muchísimos coches llegar en 10 horas desde La Graciosa hasta Faro Orchilla, y viceversa. ¡Qué imaginación!

(1) Frase de inspiración castrense que sintetiza los efectos que, sobre la clase política tinerfeña actualmente gobernante, ha tenido la visita de Clinton.

Publicado en La Opinión de Tenerife, pág. 9, lunes 1 de Agosto de 2005

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